Vuélvela a tocar, Sam


Era un secreto a voces pero hoy finalmente se ha confirmado por boca de su protagonista. Xavi Hernández dejará el Fútbol Club Barcelona después de la final de Champions en Berlín. Su destino será el Al Saad de Qatar, equipo por el que ha firmado dos temporadas más una tercera. Ahora el de Terrassa es una leyenda del barcelonismo pero su carrera ha tenido muchos matices a lo largo de los años.

Debut oficial y gol en la Supercopa
Xavi llegó al primer equipo de la mano del técnico holandés Louis van Gaal. El egarense jugaba en el Barcelona B junto con Carles Puyol, equipo con el que disputó 61 partidos y anotó dos goles. El Barça venía padeciendo la crisis del 4, una plaga de lesiones que afectaban a todo aquél que podía jugar de organizador por delante de la defensa. Tan grave era la situación que van Gaal tuvo que improvisar en un partido de Supercopa con Ronald de Boer en esa posición, un experimento de lo más extraño si recordamos que Ronald era delantero en sus primeros años y medio de banda más tarde. En fin, el entrenador holandés confió en el chaval de casa y le dio la opción de debutar con el primer equipo y Xavi le devolvió el favor marcando un gol.

Xavi Hernández no era un canterano cualquiera. El era uno de los líderes de la selección española que levantó el Mundial sub 20 disputado en Nigeria el 1999, donde compartió vestuario con otro ilustre como Iker Casillas. A lo largo de esa primera temporada Xavi alternó el primer equipo con el filial pero aún así resultó clave en el título de liga que ganaría el Barcelona esa temporada. En un partido en el campo del Valladolid el Barça no jugaba a nada. Venía deambulando por el campo desde hacía partidos y se encontraba en la décima posición de la tabla. Van Gaal estaba más que cuestionado y su cabeza estaba a punto de ser cortada. Con este escenario apareció el joven Xavi y marcó un gol que supuso la victoria en Pucela. Estos tres puntos salvaron el cargo de van Gaal y fueron el principio de una remontada que terminó con el equipo ganando el trofeo de liga.

Avanzar la posición de Xavi fue un acierto total
Xavi, al igual que Puyol, tuvo que vivir cinco años sin títulos en un club como el Barcelona. Con la llegada del presidente Laporta y Rijkaard al banquillo la vida de Xavi cambió. El mediocentro era ampliamente criticado por horizontal e insustancial. Su juego aburría y no aportaba nada a un equipo que tampoco tenía muy claro a qué jugaba. Rijkaard avanzó unos metros su posición y ahí pudo explotar su visión de juego para dar numerosas asistencias. Tener a un genio como Ronaldinho al lado también ayudó. En esos años, acostumbrados a jugar con Edmilson, Motta u otros mediocentros defensivos físicos la parroquia azulgrana tenía un problema, cómo juntar al crack Deco, con Xavi y el jovencito Iniesta. Los tres pequeños los llamaban y se decía que la falta de físico mermada el rendimiento colectivo. Con los años se vería que la estatura no es un problema si hay talento pero aún no habíamos llegado a eso.

Campeón de la Eurocopa 2008
En este punto de la carrera de Xavi aparece el tercer entrenador con una importancia extremadamente relevante. Después de que van Gaal lo hiciera debutar y Rijkaard lo hiciera mejorar Luís Aragonés lo convirtió en crack. El sabio de hortaleza tuvo muchos aciertos en su dilatada carrera en los banquillos pero quizás el más relevante fue el de convertir a Xavi en un jugador contextual. El seleccionador español armó el equipo de la Roja mirando en el espejo del juego de Xavi. Juntó mucho talento almacenado en tarros pequeños (Xavi, Iniesta, Silva...) y convirtió el pase y el control en un estilo de juego reconocible. La España campeona de la Eurocopa del 2008 es previa a la llegada de Guardiola al primer equipo del Barcelona. No es Pep sino Luís el impulsor de una idea de juego que se venía trabajando desde hacía años en la Masía pero que aún no había dado sus frutos. Después del título europeo con la selección todo cambió.

Apenas un par de meses después de levantar la Eurocopa Xavi recibía elogios con un Barcelona que ganaba y goleaba a sus rivales. Era el Barça de Guardiola, el cuarto gran entrenador de Xavi. El técnico de Santpedor convertiría al Xavi crack en el Xavi coleccionista de títulos. El de Terrassa estaba en la plenitud de su carrera e incluso fue finalista de un balón de oro que no ganó por el mero hecho de convivir con un monstruo del fútbol como Leo Messi. Había hecho méritos más que suficientes pero el mejor solo puede ser uno. Sin embargo Xavi no necesitaba un balón de oro para saber que era un jugador que pasaría a la historia.


Este último año su entrenador ha sido Luís Enrique, quien se ha convertido sin quererlo en el quinto entrenador de gran relevancia en la carrera de Xavi. El mediocentro había sufrido un bajón en su juego debido al físico que le hizo cambiar el dominio del juego por la horizontalidad y la intrascendencia. El técnico asturiano quería implantar un sistema de juego mucho más vertical y vertiginoso del que Xavi podía soportar y la inercia acabó con el egarense sentado en el banquillo. Ahora, 764 partidos y 23 títulos después Xavi ya no se sentía titular y ha decidido dejar el club de su vida. Puede despedirse ganando su tercera Copa y su cuarta Champions que le pondrían con 25 títulos conseguidos. Hay una cosa segura en el futuro y es que tarde o temprano Xavi volverá al Barcelona. Vuélvela a tocar, Sam.