Non c'è 2 senza 3
Extrañamente corta es la
distancia entre la sombra y la luz, el llanto y el grito de alegría, la
desesperación por el fracaso y el éxtasis del triunfo. Hace cuatro días los
tifosi que llenaban el Juventus Stadium y los miles que lo veían desde la
distancia lloraban amargamente el empate de la Vecchia Signora ante el Benfica
que les dejaba fuera de la final de la Europa League en Turín. Tres días
después esos mismos aficionados celebraban con entusiasmo el tercer Scudetto
consecutivo conseguido para los chicos de Antonio Conte. Lo ganaron como no se
deben ganar los campeonatos, sin jugar. El pinchazo de la Roma de Rudi Garcia daba
el título matemáticamente a una Juventus que hoy vivirá una fiesta en su
estadio. El partido ante Atalanta pierde protagonismo en lo futbolístico y lo
gana en festejo.
El campeonato que está
terminando no ha sido nada fácil de conseguir para los bianconeri. Un bache de
juego en septiembre y octubre les penalizó hasta el punto de quedar eliminados
de la Champions League en un grupo con Real Madrid, Galatasaray y Copenhague.
Además, el gran año realizado por la Roma de Rudi Garcia ha exigido mucho al
equipo, obligándolo a realizar una puntuación histórica. Resaltamos por dos
veces que el entrenador de la Roma es el francés ex del Lille porque la metamorfosis
que ha conseguido implementar al equipo era más que inesperada. Se pensaba a
inicios de temporada que el Nápoles de Benítez y la Fiorentina serían quienes
batallarían con los juventinos por el título pero al final se han quedado
atrás.
Volviendo a los
campeones, se está viendo una tendencia forzada a un cambio de estilo. El
desgaste de Pirlo impide que se le puedan exigir esfuerzos defensivos, sin
embargo su pausa, su control, su clarividencia, su pase y su golpeo a pelota
parada siguen haciendo de él el jugador referencial. No obstante, la
importancia del chileno Arturo Vidal y del joven francés Pogba irá cada vez más
en aumento. El juego se verticalizará e irá abandonando el toque y la pausa.
Por un lado, la edad de Pirlo le impide ofrecer su máximo nivel y el equipo
debe buscar variantes. Estas mismas variantes deben ayudar a que el equipo sea
menos predecible, un mal que lo ha acompañado toda esta temporada. Las
cabalgatas por banda de Asamoah y Lichtsteiner no deben ser el único argumento
ofensivo del equipo. La inclusión de Fernando Llorente en el once titular ha
ayudado mucho en este aspecto. El alto delantero español ofrece una interesante
opción bajando balones que después puede dejar a los medios una vez superada la
primera línea de presión del contrario. Su fichaje, como el del argentino Carlos
Tévez, ha servido para dar un salto de calidad a un equipo necesitado de
variantes. Si quieren triunfar también en Europa deberán seguir mejorando pero
lo cierto es que van en buena dirección. Si siguen trabajando bien en verano seguro
que nos encontraremos a los campeones italianos en la fase final de la
Champions League. El peso de su camiseta pide que esté siempre ahí.