Sombras nigerianas de un día de verano


Cuando el mundo futbolístico está parado por el Mundial de Brasil que empezará mañana mismo, en Nigeria aún están a mitad de temporada. En la posición numero 11 encontramos al equipo de nuestro protagonista de hoy, un jugador que conoció lo que era el máximo nivel al llegar a ser internacional por su país estando en un club puntero a nivel mundial, Samuel Okunowo.

Hace ya muchos años, en esos primeros años de la famosa Ley Bosman que da nombre a este blog, un joven y talentoso futbolista destacaba en las filas del Shooting Stars de Ibadan. Los cazatalentos, hambrientos de encontrar cracks en cualquier sitio, no tardaron en echarle el ojo. Fue el Fútbol Club Barcelona quien estuvo más rápido y logró hacerse con sus servicios. Su condición de extracomunitario, su juventud y su falta de adaptación fueron argumentos suficientes para que el club decidiera que el chico se fogueara una año en el filial azulgrana.

Al año siguiente Louis van Gaal, un entrenador que siempre se ha caracterizado por dar oportunidades a los jóvenes, le promocionó a la primera plantilla. Era la temporada 98/99, un año histórico para el fútbol nigeriano al tener dos jugadores en la plantilla del Barça. El otro era el conocido Emmanuel Amunike, un menudo extremo que no tuvo nada de suerte con las lesiones. En ese primer año entre los grandes Okunowo disputó 14 partidos como lateral derecho, ofreciendo más sombras que luces. Visto el rendimiento la dirección deportiva decidió cederlo al Benfica, un club grande de Europa pero que ya no es un gigante como en la época de los 60. En este punto empieza la tragedia del pobre chico que, no olvidemos, fue 8 veces internacional absoluta y estuvo en las Olimpiadas de Sídney 2000.

En Portugal solo disputó 9 partidos y, como sucedería a partir de entonces, las lesiones empezaron a crucificarlo. Volvió al filial azulgrana y empezó su peregrinaje por nueve equipos repartidos entre ocho países. La lista de clubs sigue con Badajoz (España), Ionikos Nikaias (Grecia), Dinamo de Bucarest (Rumanía), KF Tirana (Albania), Metalurg Donetsk (Ucrania), Stal Alchevsk (Ucrania), Sports Club Malé (Maldivas), Waltham Forest (Inglaterra) y Sunshine Stars (Nigeria).

Si bien el listado incluye equipos muy modestos, Samuel Okunowo estuvo un tiempo que ni estos le querían. En 2007 estuvo a prueba en dos equipos amateurs como el Northwich Victoria inglés y el Vilanova del Camí, un modesto club catalán. Dos años después le surgió la posibilidad de ir a jugar a las Maldivas y esto le valió para fichar por el Waltham Forest, un club que estaba ocho divisiones por debajo de la Premier League inglesa. En 2010 intentó volver al máximo nivel pero no pasó la prueba del Odra Wodzislaw de Polonia ni tampoco consiguió cerrar nada con ningún club noruego. En 2012 y después de no encontrar nada volvió a Nigeria para jugar en el Sunshine Stars y encadenar por primera vez tres temporadas en un mismo club. De hecho, solo había encadenado dos temporadas consecutivas en su etapa inicial en el Shooting Stars, un auténtico trotamundos.


Ahora comparte defensa en el Sunshine Stars con otro joven nigeriano que promete mucho. Me refiero a Solomon Kwambe, un chico de 20 años que puede ocupar las posiciones de central diestro y zurdo, así como la de lateral derecho que a punto estuvo de ir al Mundial. Esperemos que Okunowo le explique bien todo lo que no se debe hacer y, sobretodo, que no le pegue su mala suerte. El mundo del fútbol actual es duro y no solo basta con tener talento y ser una figura emergente sino que se debe ser constante, esforzarse y tener mucha suerte. Para terminar, una anécdota más de su constante desgracia. En 2012 hubo un incendio en una central de energía cercana a Ibadán, segunda ciudad en importancia de Nigeria. Él, su hermano y un amigo fueron a ayudar en la extinción del incendio con tanta mala suerte que el fuego se extendió al lujoso dúplex que tenía el defensa. Lo perdió todo menos el piso que aún tenía en Barcelona. Lástima que su pasaporte estuviese en la casa en el momento del incendio.