Superado en todos los aspectos
Ya se ha resuelto la
primera de las semifinales de la UEFA Champions League 2013-2014 y el resultado
no puede ser más inesperado. La eliminatoria entre el Real Madrid y el Bayern
Munich se ha saldado con un global de 5-0 para el conjunto español, un
resultado sorprendente especialmente porque el equipo alemán era el máximo
favorito para alzarse con el título. El 0-4 del partido de vuelta en el Allianz
Arena no ha hecho más que confirmar la aplastante victoria táctica de Ancelotti
sobre Guardiola. El técnico de Santpedor ha ido siempre a remolque y el
italiano ha manejado con maestría las situaciones para llevar al equipo español
a la final del torneo más deseado.
El partido de ida mostró
el inicio de una batalla que se preveía muy igualada. En la primera parte el
equipo blanco salió muy retrasado, cerrando los pasillos centrales y esperando
su ocasión a la contra. El Bayern atacaba con muchos hombres, tenía la posesión
en campo contrario pero la circulación era lenta e indolora. Los mismos
atacantes del equipo muniqués saturaban los espacios e impedían la fluidez del
juego. Ubicar a Lahm en el mediocentro tiene la desventaja de tener que dar la
titularidad a Rafinha. El brasileño no defiende nada bien y Coentrao aprovechó
un pase de Cristiano Ronaldo al espacio para asistir a un Benzema que llegaba
sólo para poner el 1-0 en el marcador. Mientras Guardiola buscaba soluciones en
el intermedio Ancelotti removía su esquema y mandaba al equipo a presionar la
salida de balón alemana. El Bayern no sabe salir desde atrás cuando le
presionan y ya hace más de dos meses que los equipos pequeños de la Bundesliga
juegan esta baza para complicarle las cosas. El Madrid no es el Mainz y barrió
al Bayern, quien marchó hacia Alemania con la esperanza de remontar el 1-0.
La vuelta debía ser la
gran fiesta bavaresa de la remontada pero fue una gran pesadilla. El Bayern
salía con un 4-2-3-1 formado de derecha a izquierda y por líneas por Neuer,
Lahm, Boateng, Dante, Alaba, Kroos, Schweinsteiger, Robben, Müller, Ribéry y Mandzukic.
La vuelta de Lahm al lateral debía impedir las llegadas con peligro del Madrid
y el doble mediocentro estaba pensado para tener más llegada. El Real Madrid
salió con un 4-4-2 que les está dando grandes éxitos contra equipos que gustan
de tener la posesión. Los elegidos fueron de derecha a izquierda Casillas, Carvajal,
Pepe, Ramos, Coentrao, Bale, Modric, Alonso, Di María, Benzema y Cristiano
Ronaldo. Esta vez Ancelotti salió a presionar arribar y la salida de balón del
Bayern con Dante y Boateng era inexistente. Curiosamente los dos primeros goles
no llegaron gracias a esta presión adelantada que estaba haciendo tanto daño
sino a dos jugadas a pelota parada. La falta de intensidad de los alemanes
permitió por dos veces rematar a Sergio Ramos y casi sentenciar la
eliminatoria. La endeblez defensiva del dúo Dante – Boateng se vio de nuevo en
el 0-3 con un Cristiano Ronaldo entrando a placer por el centro para fusilar a
Neuer.
Debiendo marcar 5 goles
para conseguir el pase Guardiola decide mover ficha e intentar cambiar las
cosas. Su decisión fue quitar a Mandzukic, delantero centro desaparecido, para
dar entrada a Javi Martínez. El cambio, claramente defensivo, reubicaba a
Müller en la punta de ataque para buscar más movilidad y avanzaba la posición
del doble mediocentro, dejando al mediocentro español para cubrirles las
espaldas. Tampoco funcionó. El Bayern tuvo la posesión pero sin inquietar
demasiado a Casillas mientras el Madrid metía miedo cada vez que cruzaba el
mediocampo. Ancelotti había vuelto a retrasar las líneas y cerrar los espacios,
otra acertada decisión. Al final, un gol de falta de Cristiano Ronaldo dejaba
el marcador en un 0-4 histórico que hace mucho daño a los alemanes,
principalmente porque tenían claras esperanzas de pasar fundadas en el hecho
que el año anterior habían conseguido el triplete.
Muchas han sido las
claves de esta eliminatoria. El gran trabajo defensivo del Madrid con unos
centrales imperiales, unos laterales brillantes tanto en defensa como en ataque
y unos medios inmensamente solidarios. El trabajo que realizaron gente como
Modric, Isco en la ida, Di María e incluso Bale fu clave para impedir que el
Bayern generara peligro aún teniendo la posesión en zona de tres cuartos. El
pésimo partido de Rafinha en la ida y Dante, Boateng y Neuer en la vuelta también
tuvo su importancia. La imposibilidad de sacar el balón jugado del Bayern
cuando le presionan es otro tema clave. Les falta alguien como Modric, que
presionado por dos toma el balón, busca la mejor solución y la ejecuta a la
perfección y con fluidez. Ni Lahm, Kroos
o Schweinsteiger tienen esta capacidad y sin Thiago, lesionado, Pep no ha
encontrado una solución al problema. En ataque, Ribéry lleva todo el año sin
estar a buen nivel. Lo intenta pero no le sale nada. En la vuelta estuvo
nervioso y precipitado, igual que Mandzukic. Robben intentó hacer la guerra por
su cuenta pero solo consiguió una buena situación de disparo. Müller, perdido
en la jaula formada por centrales y mediocentros merengues, no olía el balón.
Las entradas tardías de Götze y Pizarro ya no asustaban a nadie, principalmente
porque fueron cambios de puesto por puesto. Sin riesgo no hay victoria.
Al final ganó el que
planteó mejor los partidos. El Real Madrid generó más peligro, ganó la batalla
táctica y se esforzó más que un Bayern obsesionado con la posesión pero con una
circulación de balón lenta y previsible. Los ataques blitzkrieg del Madrid con
Cristiano y Benzema eran rápidos y mortales. El marcador es muy abultado pero
también lo fue la diferencia de sensaciones que transmitían ambos conjuntos. Los
jugadores del Bayern no son los más adecuados para ejecutar la idea de posesión
de Guardiola. Les cuesta y les faltan ideas y visión de juego. Además parece
que cada vez confían menos en esta forma de jugar. Veremos cómo se levantan del
golpe y como afrontan la final de Copa ante el Dortmund. De momento han ganado
el Mundial de clubes y la Bundesliga, ésta con una gran diferencia de puntos
que no refleja lo que se vio en los partidos. Muchos equipos los pusieron
contra las cuerdas pero el bajo nivel de los equipos alemanes permitió que la
mayor pegada del Bayern bastara para llevarse los puntos. No se puede decir que
el primer año de Guardiola haya sido un fracaso pero evidentemente tampoco un
éxito. Esta eliminación empaña el proyecto, sobre todo por la imagen ofrecida.
De momento el Bayern 2.0 no mejora la versión 1.0 de Heynckes y eso no termina
de gustar en Munich.